A menudo, cuando se desconocen las ventajas (o desventajas) de un fenómeno, sin siquiera tener la más mínima noción de ellos, solemos tender a desmeritarlos o relegarlos; pero como se alega en algunas culturas alrededor del mundo: el no-saber, no nos exonera de responsabilidad… Pues así mismo suele muchas veces suceder en el mundo empresarial cuando de comunicación visual se trata. Esta posición se agudiza especialmente en lo referente al valor que un nutrido número de empresarios y emprendedores suele conferir a la Identidad Corporativa de sus empresas o entidades y, en particular, a la preocupación por presentarlas en el mercado sin un riguroso -y a veces carentes de- Logotipo o Marca que les definan.
No es raro que, en el marco de este fenómeno, escuchemos ciertos comentarios en torno a lo que puede costar el Branding (la concepción y el diseño de un Logotipo o una Marca y su Manual de Uso Corporativo en la Comunicación), pero pasaremos por alto, esta vez, la cuestión del valor monetario, para concentrarnos en las consideraciones bastante generalizadas que muchas veces se tiene respecto a la necesidad de ostentar un Logotipo o una Marca que nos diferencie comercialmente de la competencia y que marque las pautas comunicativas de nuestra empresa o entidad comercial.
Es una cuestión cultural; debemos admitirlo. Si nos movemos en una sociedad, como la española, que no ha echado profundas anclas (en términos empresariales) en el océano comercial que es, en sí mismo, este mundo nuestro, no resultará difícil entender que pueda haber ciertos comentarios como “Un logo! Ufff, eso suele ser muy caro. Yo no necesito eso; lo que necesito es vender”, sin reparar en que, son precisamente, el Logotipo y la Marca (Bien concebidos y construidos) los que se encargarán de mostrar el rostro de la entidad que representan; son ellos los que en realidad les dirán al consumidor: Hey… Somos una empresa responsable o Este producto es de alta calidad…
Un Logotipo o Marca Baratos
Es lamentable, por la contaminación visual que ello implica, pero ciertamente el bombardeo de imágenes publicitarias al que estamos sometidos en la actualidad hace casi imposible que una Marca o un Logotipo permanezca en la mente de la gente por más tiempo que el que los consumidores la “miran”, a veces sin percatarse conscientemente de ellas.
Para que una Marca salga al mercado hoy con el mínimo de posibilidades de no sucumbir ipso facto (en el ámbito de la comunicación visual) ante la competencia, se hace imprescindible -para su construcción- un trabajo creativo concienzudo y basado en un estudio a fondo de la entidad solicitante, un estudio a fondo de su potencial proyección y del nicho o segmento de mercado (escenario comercial) en el que La Marca actuará. Un agudo estudio que marcará las pautas para definir las características que debe tener ese Logotipo o Marca que finalmente se presentará al público.
Hay que conocer muy bien los resortes semióticos y hermenéuticos que mueven a un signo gráfico o símbolo; porque eso es precisamente, en esencia, un Logotipo o una Marca: un símbolo gráfico que condensa en sí mismo las particularidades y la filosofía de la entidad a la que representa. Entonces, si ese espíritu y esas características propias y únicas no son correctamente transmitidos por el Logotipo o la Marca que los representa, el consumidor nunca los recibirá y el Logo o la Marca estarían dejando de transmitir justamente los conceptos y las ideas para los que se han creado. No estarían cumpliendo su función comunicativa y estarían, peor aun, creando confusión en el público, cuando no una imagen o una connotación adversa o contraria a la que se desea proyectar en realidad.
En el mejor de los casos, si el anterior fuera nuestro supuesto, estaríamos dejando de mostrar, al público y a nuestro grupo de consumidores, la coherencia que deseamos irradiar y las características especiales de nuestra entidad social o comercial (ya sea un grupo o asociación pública o privada, una empresa de cualquier sector, o un producto, etc.) que son nuestras únicas armas comerciales, amén de la calidad del producto o servicio brindado; pero ya esto segundo es un fenómeno a posteriori.
El Logotipo y la Marca son, en primera instancia, símbolos; son significantes que si no están bien estructurados y construidos no funcionarán como canal para dar a conocer el significado que se desea transmitir con ellos y las historias que se desea contar.
Para construir un Logotipo o una Marca hay que conocer, además, los resortes que operan en la comunicación visual o gráfica. Hay que saber cómo realizar la distribución de los elementos en el espacio (No se trata solo de equilibrio y armonía); hay que saber qué elementos debemos seleccionar para componer el Logo o la Marca y por qué y hay que saber cómo combinarlos entre ellos; hay que conocer las diferentes características de familias de tipos a seleccionar, las características de su espaciado o inter-letrado y demás atributos; hay que conocer la psicología de los colores (No se trata sólo conocer las diferentes gamas de colores o su complementariedad, sino, también, la proyección psicológica y semiótica que ha acuñado la cultura para ellos según el contexto: el estudio de los signos en el marco social) y, hay que tener muy en cuenta lo que se quiere transmitir con todo ello para atribuirle coherencia al Logotipo o a la Marca que se está diseñando o construyendo.
No es tan sencillo como pudiera parecer al decidir por este o aquel Loguito que encontré en Internet ya pre-diseñado y totalmente ajeno al discurso comercial de tu entidad… Totalmente ajeno porque no nació de ella, que es el punto de partida para la creación de un Logotipo que sea coherente con lo que representa.
Un Logotipo o Marca bien conceptualizado y construido constituye la esencia misma del producto o entidad resumidos en un símbolo gráfico; confieren congruencia y evitan la retórica de la explicación porque ellos mismos ya constituyen la ilustración y la definición explícita de todas las características de nuestros productos o servicios, e inclusive, de nuestra posible solidez, estabilidad y profesionalidad.
Respetamos las preferencias de cada empresario o profesional que decide lanzarse en una aventura de emprendedor comercial en estos tiempos, sabiendo lo que ello implica y representa. Respetamos (aunque no comprendamos) la nociva decisión de no atribuirle mayor importancia al rostro de esa entidad que está creando.
Es cierto: Muchos son los riegos que atentan contra todo emprendedor desde el momento mismo que decide serlo y, asumir el reto, es ya un mérito que hay que respetar y valorar en su justa medida. Pero… ¿Por qué, entonces, agregar más lastres a la tarea? Repetimos, respetamos los motivos que llevan a una empresa en nacimiento a conformarse sin una Identidad Gráfica o con un “logotipo” o una “Marca” que no les representan. Un “Logo o Marca” que no proyectan las esencias de la empresa que recién has decidido fundar; un Logo o Marca que, peor aún, puede generar en realidad un efecto contraproducente… Las cosas por su nombre.
Si fuera tu caso, en adelante, seguramente le dedicarás tu vida a esa empresa o entidad que estás creando o piensas crear; se la dedicarás para intentar llegar con ella a buen puerto, como es lógico ¿sí? Entonces… ¿Por qué no proveerla a ella misma, de una vida gráfica propia; de un rostro propio que te represente cabalmente? Que te represente cabal y coherentemente porque habrá nacido precisamente de ti y de lo que tú ofreces, desde luego… ¿Por qué no asignarle a tu nueva entidad un rostro en consecuencias, que se ajuste a lo que tú estás deseando conseguir y a punto de comenzar construir? Un Logotipo que simbolice y se ajuste a la historia que deseas narrar y que ostente esas características propias y maravillosas que solo tú y tu entidad o producto poseen y con todo orgullo seguramente quieres transmitir…
Que me perdone quien discrepe; Nosotros, como decíamos antes, respetamos todas las opiniones sobre el tópico, pero, creemos que debemos concluir este breve comentario con un par de interrogantes que consideramos muchos empresarios o emprendedores hoy deberían plantearse al respecto: ¿Merece tu empresa o tu nueva entidad un rostro que cuesta, por sólo citar un ejemplo: 29,00 USD (caso real) y es generado automáticamente por un sistema online, ignorando todos tus puntos fuertes y tus características propias? ¿Crees que con él te será fácil demostrar a tus clientes que mereces su confianza porque eres único y diferente?
Si eres de los que discrepa, quizás no te importe y seguramente sean muy comprensibles tus argumentos, pero no obstante, dedícale un tiempo a reflexionar a fondo sobre ello y las posibles consecuencias de ostentar un Logotipo o una Marca que no ha nacido de tus propias entrañas y hasta puede que cuente historias ajenas a tu esencia… en el mejor de los casos!
Y tu… ¿que opinas? ¿Consideras que una Identidad Corporativa sólida podría ser beneficiosa para una entidad comercial de cara al Mercado? Puedes darnos tus opiniones aquí abajo si te apetece…
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