(Primera Parte)
Las nuevas tecnologías y el Marketing Online o Digital, al resultar esferas relativamente jóvenes en el marco de la mercadotecnia tradicional, suele generar una especie de reticencia en muchas personas en el marco empresarial. A la vez que se admite (a veces por snob) su necesidad, en ocasiones, también se le confiere un papel menor o secundario cuando en realidad esta no es, sino, un novel equivalente a la tradicional y sacrosanta mercadotecnia, pensada justamente para el nuevo canal de comunicación y comercialización que resulta Internet.
La Mercadotecnia Digital o el Marketing Online:
Equivalentes pero no equiparables, tengámoslo en cuenta. La Mercadotecnia o el Marketing Online tiene una operatoria y un lenguaje particular. Sus cimientos se encuentran justamente inmersos en la nueva mentalidad que profesa esta realidad que nos ha tocado vivir a los contemporáneos. Una realidad de pruebas AB, de tests, de auditorías previas, de estudios del comportamiento de búsquedas, estudios de la competencia, etc. pero sobre todo de estudios de las tendencias en los diferentes sectores, algo que permite, a los más visionarios, generar y anteponer una solución cuando se prevé una posible situación. Esa visión es la que ha salvado a muchas empresas de sucumbir ante la competencia y la que ha convertido a otras en pioneras de un pensamiento online; un pensamiento 2.0. Dar la espalda a las métricas que pueden emanar de esos estudios previos (llámales auditorías o como desees) en el ámbito de la mercadotecnia (y muy particularmente en el Marketing Online) es la constancia de que no se está preparado para asumir un mundo (Internet) en el que las matemáticas y los números deben ser inevitablemente ajustados a las particularidades de un canal de comunicación cuyas bases recién comienzan a sentarse.
En el plano d el Marketing Online, planteamientos estratégicos, inversiones en tecnologías y otras muchas acciones de mercadotecnia terminan ofreciendo un resultado contraproducente y llegan a ser, en numerosos casos, las peores opciones por las que se suele decantar una empresa que desea llevar su accionar al mundo digital y a internet, cuando no atiende a la realidad concreta de su nicho de mercado y a la bi-direccionalidad de la comunicación en la gran red de redes.
Todas las estrategias en el Marketing Online deben ponerse en marcha únicamente cuando se conocen las características del sector en el que se va a operar. De lo contrario corremos el inminente riesgo de zozobrar a merced de la gran tempestad en la que ha devenido hoy Internet para las e-Commerce o los Negocios Online.
El paternalismo propio del apego a una empresa lleva muchas veces a desconocer sus puntos débiles en el marco de un determinado perfil industrial ya sea esta una pequeña o mediana empresa. Así suele suceder generalmente cuando pretendemos que nos acepten por lo que no somos. Pero de nada sirve vender una imagen que no ostentamos. Subestimar al consumidor a la larga sería el error que le puede suponer a una empresa obstaculizar el éxito online que busca a toda costa.
Para desarrollar nuevas estrategias, desde la práxis d el Marketing Online no sólo hay que conocer muy bien las potencialidades de nuestros productos o servicios; también necesitamos saber cómo suele comportarse el usuario que consumirá esos productos o servicios en la red; saber qué lo motiva a materializar su conversión y cuáles son sus paradigmas. Hay que conocer, sí o sí, como está operando nuestra competencia; qué le está aportando el éxito comercial que pueda tener y qué está desaprovechando para intentar optar también por esa parcela del mercado.
En definitiva, no basta con saberse una empresa eficiente (si lo fuere), arriesgada que apuesta por las nuevas tecnologías; para vender en internet necesitas, además, conocer ese nuevo terreno que vas a pisar; necesitas tantearlo previamente para encontrar el lugar y la forma de colocar tu producto o servicio en un camino que seguramente ya ha sido trillado.
Para el Marketing Online o Digital, las nuevas tecnologías y sus herramientas ofrecen la oportunidad de medirlo todo; ofrecen además la posibilidad de saber la recepción que podrá tener y los efectos que podrán producir muchas acción desde antes de ser llevadas a cabo. En nuestras manos está la opción de que las pérdidas de nuestras empresas o las de nuestros clientes sean las mínimas posibles y podamos al final afirmar que no hemos tirado el dinero, sino que hemos realizado una inversión… una inversión que, en adición, ya sabíamos de antemano que ofrecería un ROI determinado porque hicimos los estudios pertinentes y tuvimos en cuenta sus resultados.
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